El coronavirus ha sacudido los cimientos de Europa y del resto del mundo, y ha puesto a prueba nuestros sistemas sanitarios y de bienestar, nuestras sociedades y economías, y nuestra forma de vivir y trabajar juntos. Las personas han perdido a sus seres queridos y sus puestos de trabajo, mientras los planes y el futuro en sí mismo se han quedado sumidos en la incertidumbre. Se ha presentado ante Europa un desafío de salud pública que pronto se ha convertido en la crisis económica más drástica de su historia. Y ya vemos la huella indeleble que dejará el virus en nuestras relaciones, en nuestra política y geopolítica. Sin embargo, a menudo la adversidad trae consigo oportunidades. Ahora es el momento de que nuestra Unión Europea se ponga de nuevo en pie y avancemos juntos para reparar los daños provocados por la crisis y preparar un futuro mejor para la próxima generación.