La revisión del reglamento de gases fluorados

Desde hace varios años, la Comisión Europea viene trabajando en la revisión del reglamento de gases fluorados, conocido como F-Gas. Este reglamento regula la comercialización de los gases fluorados de efecto invernadero a través de prohibiciones y restricciones. Concretamente, establece un sistema de cuotas de hidrofluorocarburos que pueden comercializarse en el mercado comunitario cada año. El reglamento actualmente vigente se aprobó en 2014, y la Comisión Europea publicó en abril de 2022 la propuesta de revisión del reglamento. Recientemente, en marzo el Parlamento, y en abril el Consejo, han hecho públicas sus posturas.

La revisión del reglamento F-Gas

La propuesta de la Comisión para la revisión del reglamento F-Gas introducía alguna nueva prohibición sobre las que ya estaban vigentes; pero sobre todo establecía un calendario más acelerado de reducción de los hidrofluorocarburos (HFC). Siguiendo el proceso legislativo de la Unión Europea, esta propuesta de la Comisión debe aprobarse por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE. El parlamento ha presentado en marzo una serie de enmiendas para añadir nuevas prohibiciones, pero estas deben consensuarse entre las partes. Por su parte el Consejo también ha presentado su informe.

La Comisión, el Parlamento y el Consejo aún no se han puesto de acuerdo en muchos términos, pero en lo que sí coinciden es en la drástica reducción de la cuota anual de HFC que se podrán comercializar en la UE en los próximos años. El reglamento de 2014 establecía un calendario de reducción por etapas hasta aproximadamente la mitad de la actual cuota de HFC en 2030. Este calendario debía ser revisado para cumplir con los objetivos de Kigali a partir de 2034. Sin embargo la revisión de la F-Gas propone un calendario mucho más agresivo: se reduciría la cuota aproximadamente a la mitad cada 3 años, hasta la práctica erradicación de los HFC.

Evolución del consumo de gases fluorados en España

Desde que en 2015 el reglamento F-Gas entrara en vigor ha sido posible reducir el consumo anual de estos gases en España, medidos por su efecto invernadero, desde 32 a 12 millones de toneladas equivalentes de CO2. Esto ha sido en gran parte posible gracias a los gases sustitutivos de moderado efecto invernadero.

Sin embargo, el consumo de gases fluorados parece encontrarse estancado en los últimos cinco años. Y es que ya no existe gas sustituto que valga para reducir aún más el efecto invernadero. La refrigeración sigue siendo el gran sector de demanda, y la reducción en el consumo de gas por el lento ritmo de transformación de este sector a soluciones alternativas se contrarresta por el aumento de la actividad.

El siguiente gráfico muestra la evolución del consumo de hidrofluorocarburos en España desde 2014 hasta 2021. Ha sido elaborado con datos extraídos del Inventario Español de Gases de Efecto Invernadero. El gráfico recoge tanto el gas incorporado en equipos nuevos, como las fugas de gas de equipos existentes. Estas últimas principalmente se deducen del consumo de gas para mantenimiento del parque de equipos. La gráfica se compara con la reducción de cuotas del reglamento F-gas para toda la UE, que se representa en otra escala en el eje de la derecha. Se han superpuesto ambas gráficas para hacer coincidir aproximadamente el consumo en España de 2021 con la cuota disponible ese año para toda la UE.

Evolución y proyección futura del consumo de HFC en España vs cuotas de F-Gas en la UE. Elaboración propia a partir de los datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de 2023.

El fin de los gases fluorados

Para 2024, 2027 y 2030 se ha hecho el ejercicio de proyectar la demanda futura de gas fluorado en el mercado Español. La proyección tiene en cuenta la aplicación de las futuras prohibiciones de uso y las necesidades de mantenimiento del parque de equipos. Esto nos permite comparar la evolución de la demanda esperada con la evolución de la cuota disponible para la UE.

En el mejor de los escenarios, el sector podría amoldarse al calendario de reducción inicial del reglamento F-Gas de 2014; pero la inminente revisión del reglamento con la aceleración del calendario daría lugar a un déficit de oferta de gas fluorado a partir de 2024. Mucho peor será a partir de 2027, donde apenas se cubriría la demanda de gas para recarga de los equipos existentes; mientras que en 2030 ya no habría gas ni para mantenimiento del parque de equipos.

Por lo pronto esto ya ha iniciado la escalada del precio del gas fluorado hacia final de año. Pero lo importante es que tenemos que ser conscientes de que estamos asistiendo al declive de los gases fluorados, y que todo el sector necesita adaptarse ya a las soluciones alternativas: glicol, R290, CO2 y amoniaco.

Actualización sobre las negociaciones de la regulación de gases fluorados: el cambio a refrigerantes de (muy) bajo GWP

¡Mira el nuevo artículo de Jasper Vermout en la revista REHVA!

Este artículo proporciona una breve descripción general de la propuesta, destaca las enmiendas clave del Parlamento Europeo y el Consejo, y analiza los próximos pasos en el proceso de revisión. También proporciona una actualización sobre la propuesta para restringir PFAS.

Leer el artículo

ARTICULO TECNICO CEPREVEN: Superficies vigiladas por detectores puntuales de incendio.

En esta ocasión vamos a clarificar un poco el concepto de la cobertura admisible para un detector puntual de incendio.

En primer lugar, el marco normativo actual queda recogido en la Norma UNE 23007-14:2014 “Sistemas de detección y alarma de incendios. Parte 14: Planificación, diseño, instalación, puesta en uso y mantenimiento”. También en la la RT3-DET de CEPREVEN “Regla Técnica para Diseño e Instalación de Sistemas de Detección Automática y Alarma de Incendios”.

Una técnica nuclear revela cuánta agua ha de beberse al día

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Según el estudio publicado en Science, un varón típico de 20 años de edad en los Estados Unidos o Europa debería beber entre 1,5 l y 1,8 l al día y una mujer, 1,4 l.  (Fotografía: Nigel Msipa/Unsplash).

“Beber mucha agua” es un mantra habitual para quien quiere gozar de buena salud, más energía, una piel radiante o perder peso. Si bien la recomendación habitual, por ejemplo de The Eatwell Guide del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, es beber 2 litros (l) al día, a veces se aconseja una cantidad mucho más elevada. Las Academias Nacionales de los Estados Unidos, por ejemplo, recomiendan hasta 2,7 l de agua al día a las mujeres y 3,7 l, a los hombres. Muchas de estas recomendaciones se basan en estudios epidemiológicos, experimentos realizados a decenas de personas o métodos subjetivos (por ejemplo, cuestionarios).

Sin embargo, un nuevo estudio llevado a cabo por un grupo internacional de investigadores y publicado en Science, en el que se examinó el recambio hídrico a partir de datos recopilados mediante la técnica nuclear de análisis del agua doblemente marcada, está arrojando nueva luz sobre cuánta agua se ha de consumir realmente. Por recambio hídrico se entiende la cantidad de agua utilizada por el cuerpo cada día y, si bien guarda una estrecha relación con las necesidades de agua del organismo, no es exactamente lo mismo, pues también absorbemos agua de los alimentos que ingerimos y del aire a través de la piel.

No es tan sencillo como decir que todas las personas deberían beber 2 litros de agua al día. Son muchos los factores que intervienen y, sobre todo en países donde es caro producir agua potable limpia, esta recomendación no se ve justificada por exigencias sanitarias.

Alexia Alford, Especialista en Nutrición del OIEA

El estudio ha revelado que las directrices y recomendaciones anteriores podrían ser demasiado elevadas para la mayoría de las personas en la mayor parte de situaciones y que una cifra diaria realista podría ser tan baja como 1,5 l para los hombres jóvenes y 1,3 l para las mujeres jóvenes, sujeta a variaciones motivadas por numerosos factores.

“El agua potable representa entre la mitad y el 40 % del recambio hídrico —afirma Yosuke Yamada, del Instituto Nacional de Innovación Biomédica, Salud y Nutrición del Japón, y principal autor de este nuevo estudio—. Consumimos el agua que contienen los alimentos, y nuestro propio cuerpo también produce algo de agua durante el proceso de metabolismo energético —añade—. Si uno multiplica el recambio hídrico por 0,4, aproximadamente, tal vez obtenga una respuesta a la cantidad de agua que ha de beber al día, si bien esto dependerá de lo que uno coma”.

El Sr. Yamada y más de 90 investigadores de institutos de todo el mundo se sirvieron de la Base de Datos de Agua Doblemente Marcada, del OIEA, y examinaron datos sobre el contenido de agua en el organismo y el recambio metabólico de 5604 hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 8 días y los 96 años, procedentes de 23 países en desarrollo y desarrollados.

Con esos datos, los investigadores desarrollaron una ecuación general con la que predecir el recambio hídrico, y que puede servir para prever los efectos de los futuros cambios climáticos y demográficos, por ejemplo, y ayudar a los países a prever sus necesidades hídricas futuras.

“Comprender los factores que impulsan nuestro recambio hídrico y la importancia relativa de los distintos factores es un gran paso adelante en nuestra capacidad para predecir las necesidades hídricas futuras”, afirma John Speakman, Profesor del Instituto de Tecnología Avanzada de Shenzhen y de la Universidad de Aberdeen, y uno de los autores del estudio.

En ese estudio se descubrió que hay muchas variables predictivas asociadas al recambio hídrico más allá de la edad, la talla y la composición corporal. El estado atlético, el nivel de actividad física y los factores socioeconómicos y ambientales también determinan el recambio hídrico.

“Estos datos no respaldan una política única con respecto a la ingesta de agua —declara Alexia Alford, Especialista en Nutrición del OIEA y coautora de este estudio—. No es tan sencillo como decir que todas las personas deberían beber 2 litros de agua al día. Son muchos los factores que intervienen y, sobre todo en países donde es caro producir agua potable limpia, esta recomendación no se ve justificada por exigencias sanitarias”.

La Sra. Alford señaló que la estimación del recambio hídrico mediante esas nuevas ecuaciones no solo puede ayudar a diseñar estrategias para la ingesta de una cantidad adecuada de agua, sino también a definir las necesidades hídricas futuras, y esto resulta crucial dado el aumento demográfico y el cambio climático.

El estudio se basó en los datos almacenados en la Base de Datos de Agua Doblemente Marcada, del OIEA, que contiene información relativa a más de 8300 personas. Esto la convierte, y con diferencia, en la máxima recopilación mundial de datos de ese tipo, para la cual se han utilizado isótopos estables (no radiactivos) del hidrógeno y el oxígeno: deuterio y oxígeno-18. La base de datos es gratuita y está a disposición de investigadores con preguntas de investigación claras y definidas aprobadas por el grupo de gestión de la base de datos. Si bien los datos proceden, en su mayoría, de estudios realizados en países occidentales, el OIEA se propone ampliar aún más ese conjunto y ha iniciado un proyecto coordinado de investigación para agregar datos procedentes de Asia, África y América Latina.

¿Qué es WiFi 7 y qué ventajas tiene?

WiFi 7 será el próximo gran estándar para nuestros dispositivos, aterrizando bajo la promesa de ofrecer un gran salto en velocidad y una importante mejora en el ancho de banda. Más rápido, con menor latencia y ya en pruebas para ser una realidad en un plazo no demasiado lejano. Estas son todas las novedades e información de WiFi 7, el sucesor de WiFi 6 que superará también al actual WiFi 6E.

Cuándo llegará WiFi 7

La llegada oficial de WiFi 7 está prevista, en principio, para mayo de 2024, por lo que aún queda para verlo funcionando. Pese a que aún quedan prácticamente dos años para que sea una realidad palpable, gigantes como MediaTek ya están haciendo las primeras pruebas bajo este estándar. Apuntan a que, en 2023, podemos empezar a ver dispositivos compatibles preparados para funcionar bajo esta tecnología.

Qué mejoras tendrá WiFi 7

WiFi 7, bajo el nombre técnico de la versión 802.11be, será un estándar con mejor rendimiento, ancho de banda y eficiencia respecto a WiFi 6 y WiFi 6E. Llegará de la mano de nuevas tecnologías, entre ellas MLO (Multi-Link Operation).

MLO es una solución para optimizar la agregación de canales. Con él, se podrán usar distintos canales de forma simultánea para transmitir paquetes de datos, garantizando una baja latencia al usar múltiples bandas al mismo tiempo.

Con WiFi 7 podremos operar en los canales de 2,4 GHz, 5 GHz y 6 GHz. Teóricamente es capaz de alcanzar los 48 Gbps, prácticamente cuatro veces más rápido respecto a los 10 Gbps que podemos obtener usando un router WiFi 6.

Se duplica asimismo la capacidad del ancho de banda, que pasa de los 160 MHz de WiFi 6 a los 320 MHz en el caso de WiFi 7. También tenemos el doble de capacidad de MIMO (multiple input, multiple output), conocido también como Wi-Fi 802.11ac. Esta es una tecnología que ofrece mayores tasas de transferencia, mayores distancias cobertura, mayor capacidad de usuarios y fiabilidad. En su caso, pasa de 8 a 16 flujos espaciales.

Cada «flujo» es una transmisión de datos entre transmisor y receptor. A mayor número de flujos, más datos se pueden enviar y recibir, por lo que cobra especial relevancia que se dupliquen cifras tan importantes con WiFi 7.

Se equipara, prácticamente, a las capacidades de estándares por cable, como la de USB 4 (capaz de transferir hasta 40 Gbps). En resumidas cuentas, un estándar para un WiFi mucho más rápido, capaz y eficiente.

MediaTek ya ha la primera demostración de WiFi 7, y los resultados son un éxito. Aseguran que pueden alcanzar la velocidad máxima definida por IEEE 802.11be e indican que WiFi 7 puede suponer el remplazo del cable ethernet, casi nada.

Para qué servirá WiFi 7

¿Para qué necesitamos velocidades tan altas en casa? Fabricantes como MediaTek apuntan que WiFi 7 será una importante base para asentar la reproducción de contenidos 4K y 8K, siendo el uso de este último especialmente marginal. Del mismo modo, permitirá reducir al mínimo la latencia en juegos, punto relevante en plena era del juego en streaming.

Será relevante también para impulsar el tan hablado Metaverso, abriendo la puerta a experiencias en realidad aumentada y virtual con la latencia en mínimos y una conexión más estable. Si bien la clave de WiFi 7 es acercarse al cable a nivel de capacidad de transferencia, este nuevo estándar será una base sólida para impulsar tecnologías emergentes, como las citadas.

Qué dispositivos serán compatibles con WiFi 7

 Aunque WiFi 7 todavía no es oficial, ya se ha presentado el primer dispositivo compatible con WiFi 7. Se trata del IQxel-MX Wi-Fi 7, un sistema de pruebas de LitePoint que ya está poniendo a prueba las capacidades del futuro protocolo.Como es habitual, una vez hecho oficial el estándar, los dispositivos de última generación irán siendo compatibles con él: smartphones, relojes inteligentes, routers, etc. Del mismo modo, WiFi 7 será retrocompatible con dispositivos compatibles con protocolos anteriores.

Dispositivos inalámbricos que no tengan soporte oficial para un router WiFi 7 podrán conectarse a él. No obstante, para disfrutar de todos los beneficios del estándar será necesario que se admita el mismo.

Fuente noticia: https://www.xataka.com/
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ARTICULO: Jonathan O’Neill analiza los criterios de seguridad contra incendios de los jardines verticales

Jonathan ONeill analiza los criterios de seguridad contra incendios de los jardines verticales

Jonathan ONeill es CEO de la FPA (Fire Protection Association) del Reino Unido

A medida que aumenta la concienciación medioambiental, los jardines verticales o vivos, estéticamente agradables, se han hecho cada vez más populares entre los propietarios, residentes e inquilinos de edificios. Sin embargo, empiezan a surgir preocupaciones, sobre todo en torno a la combustibilidad y la instalación a gran escala de estos sistemas, y las aseguradoras encargan ahora estudios para evaluar el impacto potencial y elaborar orientaciones sobre su uso adecuado.

Según la Real Sociedad de Horticultura[1], entre las ventajas de los jardines verticales figuran la desviación del agua de los muros en caso de lluvias torrenciales, el aislamiento adicional del edificio, que reduce la pérdida de energía y las necesidades de calefacción en invierno y mantiene los edificios frescos en verano, los grandes beneficios estéticos, la creación de hábitats para insectos, la contribución a la mejora de la calidad del aire y la reducción de la contaminación acústica.

El sector de los jardines verticales va un poco más allá, aludiendo a la biodiversidad, la consecución de objetivos medioambientales, los beneficios para la inversión gracias al aumento de la afluencia de público y la mejora de la salud general y el bienestar de los usuarios de los edificios.

Estos sistemas, sin embargo, parecen tener pocas restricciones en las normativas de construcción actuales. Una de las empresas más consolidadas que ofrecen estos sistemas afirma que la obtención de una calificación de clase B-s2-d0, según la norma BS EN 13501-1, en una prueba a pequeña escala de un solo elemento ardiendo, confirma que un sistema de pared viva puede utilizarse de acuerdo con la normativa B4 [2] en una serie de edificios:

– Edificios residenciales con una altura de 11 m

– Edificios de reunión y recreo independientemente de la distancia al límite o la altura del edificio

– Cualquier edificio no residencial (excepto aparcamientos abiertos)

– Cualquier edificio sanitario diseñado conforme a HTM 05-02

– Edificios domésticos y no domésticos de menos de 11m en Escocia.

El informe del gobierno, “Fire Performance of Green Roof and Walls”, parece confirmar en gran medida esta afirmación.

Por lo tanto, dada la creciente concienciación sobre el impacto del cambio climático y la presión sobre las organizaciones para que «cumplan las normas», es fácil entender por qué este tipo de fachada se ha hecho tan popular entre los propietarios de inmuebles, especialmente en los proyectos apoyados por el gobierno y los gobiernos locales.[3]

Clasificación y seguros

Los jardines verticales o vivos no son nuevos, pero los sistemas que se utilizan actualmente se dividen en tres categorías:

– Plantas trepadoras que crecen directamente contra el muro o en espaldera: estos sistemas suelen regarse si no se plantan directamente en el suelo.

– Hidropónicos: normalmente construidos con malla, geotextil o un tipo de lana mineral, las plantas crecen sin tierra y dependen del riego y los nutrientes añadidos.

– Jardines verticales modulares: fabricados con plástico ignífugo o aluminio, rellenos de tierra o turba y plantas, fijados a una pared o marco.

No hace falta ser un genio para darse cuenta de que los tres sistemas tienen un comportamiento muy diferente en caso de incendio y, dada la combustibilidad potencial de los componentes del sistema, no es de extrañar que cualquier documentación que se lea sobre jardines verticales incluya invariablemente amplios apartados sobre la importancia de garantizar que estos sistemas se mantengan adecuadamente y se rieguen con regularidad. Los diseñadores de jardines verticales, los instaladores y los contratos de instalación suelen reconocerlo, y la mayoría de los contratos incluyen algún tipo de cláusula de mantenimiento. Pero, ¿qué ocurre cuando esa cláusula llega a su fin?

Aunque afortunadamente ha habido pocos incidentes con paredes vivas, el incendio del entonces recién inaugurado, hotel Mandarin Oriental de 180 habitaciones en Knightsbridge en junio de 2018 despertó el interés sobre cómo este tipo de fachada podría favorecer la propagación del fuego. Al parecer, el siniestro, cuya extinción llevó seis horas a 120 bomberos, se originó porque una soldadura prendió fuego a un revestimiento de un jardín vertical. A pesar de que los daños fueron controlados, el hotel permaneció cerrado durante nueve meses, por lo que las pérdidas económicas debieron de ser cuantiosas.

Dada la creciente popularidad de estos sistemas y el gran potencial de pérdidas demostrado por el siniestro de Knightsbridge, no es de extrañar que las aseguradoras estén cada vez más preocupadas por el comportamiento de estos sistemas en caso de incendio, sobre todo teniendo en cuenta la falta de datos de pruebas a gran escala. Es comprensible que las aseguradoras quieran saber más, dado que la mayoría de los datos de pruebas actuales, si los hay, se basan en pruebas a pequeña escala de diversos componentes de jardines verticales.

Conocer mejor el comportamiento al fuego de los jardines verticales

Hasta la fecha, apenas se han realizado pruebas a escala real de estos sistemas, por lo que, para empezar a cubrir esta laguna de datos, un proyecto de la RISCAuthority ha encargado a la FPA que revise los métodos de instalación de jardines verticales en elevaciones exteriores. Esto incluirá métodos de fijación, jardineras, tuberías, sistemas de riego y, en concreto, el estudio de los materiales utilizados en la construcción y sus propiedades típicas de reacción al fuego. En esta parte de la investigación también se estudiarán cuestiones como la creación de cavidades dentro del sistema de jardines verticales y cómo se abordan.

A continuación, el proyecto revisará los métodos de riego de los sistemas de jardines verticales, incluidas las reservas, las reservas de emergencia de aguas grises y la detección de fugas de agua y de tanques.

Seguidamente, se revisará el mantenimiento de los jardines verticales, en concreto las plantas típicas y el medio de cultivo, los cambios en la distribución y composición de las especies vegetales y la frecuencia de inspección y sustitución de las plantas. A continuación, se elaborarán orientaciones o un código de buenas prácticas para los jardines verticales y vivos, y se revisarán las condiciones contractuales habituales de los sistemas de jardines verticales tras su instalación, incluida la supervisión de su estado y la resistencia al viento.

El programa se iniciará con ensayos de incendio del sistema de soporte típico de un sistema de jardín vertical, pero sin el medio de crecimiento ni vegetación alguna. Las pruebas de incendio de los sistemas se limitarán a aquellos que no cumplan la clasificación Euroclase A1 o A2 y que, por tanto, se definan como combustibles. De la investigación que hemos llevado a cabo hasta ahora, entendemos que al menos uno de los sistemas de paredes verdes utiliza un contenedor polimérico «resistente al fuego» como soporte para el medio de cultivo. Proponemos que se utilicen estas paredes de revestimiento para las pruebas, pero que el sistema se instale en la pared principal sólo hasta una altura de 5 m por encima de la cámara de combustión (hasta la línea de los termopares de nivel 2). La razón por la que no se utilizará una pared de altura completa BS 8414[4] es la rapidez y el coste.

Se propone que se realice una segunda prueba con el medio de crecimiento instalado para entender qué efecto tiene el medio de crecimiento en el comportamiento ante el fuego del sistema de soporte subyacente. Si el presupuesto lo permite, se podrán realizar más pruebas con vegetación y se considera que las pruebas tendrían importancia científica.

Se establecerá la tasa de pérdida de humedad de un sistema para simular el fallo del suministro de agua. Los resultados proporcionarán una indicación del plazo de desecación de los jardines verticales y del posible aumento del riesgo de incendio debido a la desecación de un sistema.

También realizaremos pruebas de fuego a pequeña escala en una variedad de especies vegetales con niveles decrecientes de contenido de humedad, con el objetivo de comentar los aspectos prácticos de las pruebas. Tenemos que determinar si los sistemas verdes pueden clasificarse legítimamente conforme a la norma BS EN 13501-1 y/o ensayarse conforme a las normas BS 8414 y BR135[5], y si los resultados serán significativos. La fase final consistirá en realizar ensayos a escala real de la norma BS 8414 en jardines verticales.

El objetivo de la investigación es promover una mejor comprensión de estos sistemas para que quede claro qué ocupaciones y qué sistemas son los más adecuados para su uso, y garantizar que la instalación y el mantenimiento se realizan de acuerdo con una norma que reduzca el riesgo.

ACLARACIONES CEPREVEN

[1] Royal Horticultural Society, institución británica fundada en 1804 con el objetivo de promover la jardinería en Gran Bretaña (Nota del Traductor).

[2] The Building Regulations, Document B (Fire Safety), Requirement B4 (External Fire Spread). Reglamento Británico equivalente en su alcance al Código Técnico de la Edificación en España (Nota del Traductor).

[3] En España, los revestimientos admisibles en una fachada están regulados por el Código Técnico de la Edificación, CTE, en su DB-SI2 “Propagación Exterior”. Según dicho Documento, la clase de reacción al fuego de los sistemas constructivos de fachada que ocupen más del 10% de su superficie será, en función de la altura total de la fachada:

– D-s3,d0 en fachadas de altura hasta 10 m;

– C-s3,d0 en fachadas de altura hasta 18 m;

– B-s3,d0 en fachadas de altura superior a 18 m.

Dicha clasificación debe considerar la condición de uso final del sistema constructivo incluyendo aquellos materiales que constituyan capas contenidas en el interior de la solución de fachada y que no estén protegidas por una capa que sea EI30 como mínimo.

En aquellas fachadas de altura igual o inferior a 18 m cuyo arranque inferior sea accesible al público desde la rasante exterior o desde una cubierta, la clase de reacción al fuego, tanto de los sistemas constructivos mencionados en el punto 4 como de aquellos situados en el interior de cámaras ventiladas en su caso, debe ser al menos B-s3,d0 hasta una altura de 3,5 m como mínimo.

Como se puede observar, la reacción al fuego exigida no depende del Uso del establecimiento, sino de la altura del edificio y del % de superficie ocupada por el material en cuestión.

A priori, parece difícil que un revestimiento formado por un material combustible como es un jardín vertical pueda reunir los requisitos de reacción al fuego exigibles a una fachada por el CTE. Aunque algún jardín vertical pueda, según se indica en el artículo, obtener una clasificación B-s2-d0 según un ensayo de pequeña escala, es posible que el comportamiento real del producto instalado sobre una superficie vertical mayor sea más desfavorable. Debería realizarse un ensayo a gran escala de la solución que se desea instalar para determinar las características de su comportamiento al fuego (Nota sobre requisitos de la reglamentación española).

[4] Fire performance of external cladding systems – Test method for non-loadbearing external cladding systems applied to the masonry face of a building. Norma británica que regula los requisitos de ensayo a gran escala para determinar la reacción al fuego de un revestimiento. (Nota del Traductor)

[5] Fire performance of external thermal insulation for walls of multistorey buildings. Norma británica que establece los criterios de comportamiento para clasificar los sistemas de fachada ensayados según BS 8414 (Nota del Traductor).

¿Qué es un isótopo?

Ciencia nuclear en detalle
 
Un isótopo es un tipo de átomo, la unidad más pequeña de materia que reúne las propiedades químicas de un elemento de la tabla periódica.  

(Gráfico: A. Vargas/OIEA)

Los átomos cuentan con electrones, protones y neutrones. Para pertenecer a un elemento químico determinado, los átomos deben tener un número específico de electrones y de protones. La cantidad de protones en su núcleo se denomina “número atómico” y se emplea para organizar los elementos en la tabla periódica.

No obstante, los átomos pertenecientes a un mismo elemento químico pueden presentar diferentes cantidades de neutrones en su núcleo; dichas variedades se denominan “isótopos”. Todos los isótopos de un mismo elemento tienen prácticamente las mismas propiedades químicas. Sin embargo, difieren en cuanto a sus propiedades físicas, en particular la masa atómica. Si emiten radiación, se denominan “isótopos radiactivos” o “inestables”; en caso contrario, se denominan “isótopos estables”.

(Gráfico: A. Vargas/OIEA)

Mediante las técnicas nucleares, es posible medir la cantidad y proporción de diferentes isótopos en la materia. Con base en esa información, los científicos pueden  sacar conclusiones sobre su origen, historia y fuente, y entender, por ejemplo, los sistemas acuáticos y terrestres, la absorción de ciertas vitaminas y cuáles son las dosis adecuadas de fertilizante.

Aquí encontrará más información sobre los diferentes tipos de isótopos.

¿Qué es una firma isotópica?

 

La firma isotópica es el conjunto de proporciones de los diferentes isótopos de un elemento en una muestra. 

Las firmas isotópicas suelen compararse con las huellas dactilares, porque también sirven para rastrear y localizar la materia. Permiten analizar diferentes aspectos del agua, la tierra, las plantas y los animales, por ejemplo:

El carbono 14, un isótopo que se encuentra de manera natural en el agua, se usa para datar ese líquido y otros tipos de materia orgánica (Gráfico: A. Vargas/OIEA).

En el Boletín del OIEA encontrará más información sobre los usos y la importancia de los isótopos y las firmas isotópicas.

Isótopos estables

 

Los primeros 80 elementos de la tabla periódica tienen isótopos estables. Dadas sus propiedades, los isótopos estables pueden usarse para analizar y gestionar los recursos hídricos y edáficos. También se emplean en estudios ambientalesevaluaciones nutricionales y la ciencia forense.

En la hidrología isotópica se estudian cuestiones como las cantidades y proporciones de determinados isótopos estables del hidrógeno que se presentan de manera natural en el agua, para formular conclusiones sobre el origen, la edad, la historia y las fuentes de ese líquido.

(Gráfico: A. Vargas/OIEA)

Los isótopos estables también pueden emplearse para estudiar el suelo, el cuerpo humano, los animales y las plantas. Con esos datos es posible, por ejemplo, formular políticas de protección de los hábitats de algunas especies.

Los isótopos estables también pueden usarse en estudios sobre la agricultura. Por ejemplo, mediante fertilizantes marcados con el isótopo nitrógeno 15, los científicos pueden determinar la eficacia con la que los cultivos absorben el fertilizante y establecer la dosis correcta que deben usar los agricultores.

En esta página encontrará más información sobre los isótopos estables.

Radioisótopos

(Gráfico: A. Vargas/OIEA)

Hasta la fecha se han descubierto más de 3000 radioisótopos. Se trata de átomos inestables que emiten radiaciones de diferentes tipos e intensidades, que pueden emplearse en la medicina, la industria, la agricultura, las ciencias farmacéuticas, el seguimiento ambiental y los estudios biológicos.

Es posible producir radioisótopos artificialmente en un reactor de investigación o un acelerador de partículas, proceso en el que se siguen unas estrictas normas de seguridad. Entre sus aplicaciones más comunes cabe mencionar las del ámbito de la salud, en particular los tratamientos para el cáncer y otras enfermedades crónicas mediante la radioterapia, así como la esterilización de productos mediante la neutralización de químicos, bacterias o toxinas nocivas.

En estas páginas puede encontrar más información sobre los radioisótopos y sus productos.

¿Qué papel desempeña el OIEA?

 
  • El OIEA ofrece capacitación a diversos países sobre el uso de técnicas isotópicas y la producción de radioisótopos y radiofármacos.
  • El OIEA presta asistencia a los expertos nacionales para mejorar la calidad de sus datos procedentes de mediciones analíticas y proporciona materiales de referencia, procedimientos validados, pruebas de competencia y orientaciones para la protección del medio ambiente.    
  • El programa de cooperación técnica del OIEA emplea instrumentos isotópicos para dar respuesta a cuestiones prioritarias de salud, nutrición, alimentación, producción agrícola, fraude alimentario, cambio climático y gestión del agua.  
  • En los programas coordinados de investigación del OIEA, diversas instituciones trabajan de la mano para conformar redes y bases de datos sobre isótopos e investigaciones en ese ámbito.
  • La Red Mundial sobre Isótopos en la Precipitación, administrada por el OIEA y la Organización Meteorológica Mundial, ofrece asesoramiento científico y apoyo logístico y técnico para la investigación y el uso de la tecnología en ese ámbito.
  • El OIEA también administra la Red Mundial de Isótopos en Ríos, destinada a reunir datos en diferentes partes del mundo que puedan usarse para la gestión de recursos hídricos.
  • El OIEA ayuda a los países interesados en construir centros de producción de radioisótopos durante todo el proceso, desde las consultas y la elección del tipo de centro y de métodos, hasta la implantación de los centros de producción.

La seguridad contra incendios en establecimientos industriales: planteamiento prescriptivo vs. planteamiento prestacional

La seguridad contra incendios en establecimientos industriales: planteamiento prescriptivo vs. planteamiento prestacional

Miguel Vidueira. Director Técnico CEPREVEN

En materia de protección contra incendios, la actividad industrial está regulada por el Reglamento de Seguridad contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI), RD2267/2004.

Este Reglamento establece la dotación de los sistemas e instalaciones de PCI en el establecimiento industrial, y lo hace evaluando dos parámetros principales: la tipología de edificio, y el Nivel de Riesgo Intrínseco (NRI).

Los edificios se clasifican en cinco tipologías: tres de ellas constituyen edificios cerrados, y dos corresponden a áreas abiertas o parcialmente cubiertas. Las tipologías que se presentan tienen en cuenta la relación del edificio industrial respecto a otros establecimientos, es decir, el establecimiento puede compartir estructura con otro, ser adyacente pero con estructuras independientes, o tener una separación física de al menos 3 m. El nivel de exigencia va disminuyendo cuanto mayor es la independencia del establecimiento respecto a sus vecinos. En cuanto a las áreas de incendio, la exigencia es menor en tanto que esta configuración permite una mejor disipación de los efectos del incendio minorando en principio la posibilidad de daños a terceros.

En cuanto al NRI, se obtiene a partir del cálculo de la densidad de carga de fuego corregida por dos modificadores: el riesgo de activación (probabilidad de ignición asociada al tipo de actividad) y el coeficiente de peligrosidad (que es función de la temperatura de inflamación del producto).

En otras palabras, la evaluación del riesgo según la metodología del RSCIEI está contemplando solamente la relación del establecimiento con su entorno (probabilidad de daños a terceros) y algunos de los parámetros vinculados al incendio esperable. Sin embargo, hay muchas características que escapan a esta evaluación: por ejemplo, se tiene en cuenta la energía total liberada, pero no la potencia; se tiene en cuenta la probabilidad de ignición, pero no la velocidad de crecimiento del incendio. No hay ningún parámetro que evalúe la seguridad para las personas; esto da lugar a que una nave de la misma tipología y NRI presente condiciones totalmente diferentes de seguridad para las personas en función de su tamaño o altura de techo, pero en la práctica el RSCIEI prescribiría la misma longitud máxima de recorrido de evacuación para ambas.

Además de estas limitaciones, hay que tener en cuenta que este RSCIEI es un Reglamento horizontal: aplica a todo establecimiento caracterizado como “industrial” según la Ley 21/1992 de Industria. Evidentemente, la realidad del tejido industrial es muy variada. Sin embargo, la única discriminación que realiza el RSCIEI a la hora de establecer las medidas de PCI resultantes, es entre actividades de producción y de almacenamiento. Se trata de una clasificación muy simple teniendo en cuenta que dentro de cada uno de esos dos grupos existen a su vez múltiples tipologías de actividad con más diferencias que similitudes.

En definitiva, tenemos un Reglamento que obvia en su evaluación de riesgos muchos aspectos de gran influencia en la seguridad contra incendios, y que además se aplica de forma horizontal a establecimientos que pueden tener poco en común, aunque se encuentren bajo un mismo paraguas de “actividad industrial”. Esto hace que en algunos casos la aplicación del Reglamento de lugar a soluciones poco adecuadas para la protección del riesgo, a veces por exceso, pero a veces también por defecto; y también puede pasar que las medidas e instalaciones de PCI requeridas por el Reglamento no sean eficaces para afrontar el tipo de incendio esperable.

Sin embargo, el Reglamento da la opción, para casos particulares, de justificar el cumplimiento de las condiciones de seguridad requeridas mediante la aplicación de técnicas de seguridad equivalentes. Esto abre la puerta a la realización de un análisis de ingeniería de seguridad contra incendios sobre el establecimiento en cuestión, aplicando el método prestacional. Esto consiste en determinar cuáles son las metas de seguridad que se requieren (que serán las que persigue el propio Reglamento), concretarlas en objetivos de seguridad, y a su vez establecer una serie de criterios de aceptación para cada objetivo.

Mediante la aplicación de este método se contemplan todos los parámetros del establecimiento que presenten contribución bien al nivel de riesgo o bien a la seguridad. Es decir, el análisis debe incluir las características del incendio esperable (localización, curva de potencia, materiales involucrados, reacción de combustión, disponibilidad de combustible…), así como las condiciones de contorno que tienen influencia en el desarrollo del incendio o sus consecuencias (condiciones constructivas del edificio, sistemas de detección o extinción de incendio presentes, control de humos, entradas de aire, ocupación, comunicación de alarmas…). En función de la complejidad del escenario a resolver, puede ser necesario recurrir a la utilización de software informático de simulación de incendio y/o evacuación. En este sentido hay que tener en cuenta que el software es una herramienta de cálculo, en el que se van a introducir todos los parámetros anteriormente mencionados, y que va a permitir obtener información de la evolución a lo largo del tiempo y en distintas zonas del espacio modelado de las condiciones que se pretenden evaluar.

En definitiva, frente al método prescriptivo (es decir, implantar las medidas de protección contra incendios resultantes de la aplicación de la metodología del RSCIEI), el método prestacional permite justificar el nivel de seguridad de una solución realizada “a medida” lo cual implica evaluar y considerar todos los parámetros de influencia en el riesgo o en la seguridad frente al incendio. Esta metodología es de gran utilidad especialmente en casos de establecimientos singulares por su actividad o configuración arquitectónica, y también en casos de establecimientos existentes que por sus características no pueden adoptar las soluciones prescriptivas, por imposibilidad técnica o dudosa eficacia.

Medidas para afrontar un invierno incierto. Por Naiara Ortiz de Mendibil Romo, Secretaria General de SEDIGAS.

La llegada de septiembre siempre es un buen momento para echar la vista atrás, resituarse y hacer repaso de los retos que trae consigo el inicio del nuevo curso. Unos desafíos que se presentaban ya antes del parón veraniego a finales de julio, cuando nos despedíamos con la propuesta de la Comisión Europea para actuar en el ámbito del ahorro y la eficiencia en el consumo de gas, bajo la denominación Save Gas for a Safe Winter. Un plan necesario y urgente que, tras una primera versión en la que exigía restricciones generalizadas e ignoraba por completo las singularidades de los distintos países, fijaba finalmente para España el compromiso de ahorrar el 7% de gas hasta marzo de 2023 reconociendo así sus fortalezas y particularidades.

La presentación de este paquete convivía, prácticamente en las mismas fechas, con el anuncio de la creación por parte del Gobierno de un impuesto temporal para gravar los denominados ‘beneficios extraordinarios’ de las empresas energéticas. Una medida preocupante rechazada por el sector, por su carácter discriminatorio y sus múltiples anomalías (jurídicas y de diseño), que actuaría sobre los ingresos de las compañías y no sobre sus pretendidos beneficios. En resumen, una iniciativa que tal y como se ha planteado quebranta de forma clara y notable el principio de seguridad jurídica y perjudica nuestra credibilidad frente a la comunidad inversora. Cierto es que, si bien la iniciativa fue admitida, su toma en consideración en el Congreso de los Diputados pareció volver a la casilla de salida tan solo un día después, cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaba una suerte de gravamen (‘contribución solidaria’) para las empresas del sector gasista (entre otras). No obstante, será relevante que la propuesta final acordada por los Estados miembros evite distorsiones que desincentiven la inversión y la movilización de recursos económicos y, por tanto, el proceso de transición energética en el que está comprometido el conjunto del sector.

El mes de septiembre también nos ha traído alguna buena noticia en relación con una de nuestras demandas más insistentes durante el último año: la rebaja del IVA del gas (pasa del 21% al 5% a partir del 1 de octubre) y con ella, el fin del trato discriminatorio que el consumidor gasista venía experimentando en relación con otros consumidores energéticos. Una medida con un efecto muy positivo en el bolsillo de los consumidores que estimamos rebajará una media del 13% el importe final de la factura del gas. Ahora solo quedaría esperar que se complementara con una reducción del Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH), lo que permitiría reducir aún más el recibo para los consumidores.

Estas últimas semanas también han estado cargadas de debate en torno a otros asuntos de profundo calado en Europa, como una potencial limitación al precio de importación del gas natural o la reestructuración del diseño del mercado eléctrico para controlar y mitigar el alza de las facturas y su impacto sobre las economías familiares y la competitividad de nuestra industria.

Además, ahora es más necesario que nunca que sigamos evidenciando la relevancia del sistema gasista español como potencial canalizador de gas hacia Europa. Es imperioso avanzar en el desarrollo de las interconexiones que permitan, no solo garantizar el suministro en el contexto actual, sino avanzar hacia la futura descarbonización de la mano de los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, y garantizar al tiempo una verdadera unidad de mercado en el conjunto de la Unión Europa.

Los próximos meses se presentan marcados por un alto nivel de incertidumbre y volatilidad, y por una larga lista de retos e iniciativas a abordar por parte del sector, pero también de los reguladores. Un contexto en el que Sedigas seguirá ejerciendo un papel activo como altavoz y defensor de los intereses del sector gasista español.

ARTICULO TECNICO: Gestión Remota de Alarmas de Incendio

20/06/2022

Gestión remota de Alarmas de Incendio

Por Miguel Vidueira, Director Técnico de Cepreven

En alguna ocasión hemos recibido consultas acerca de la obligatoriedad de conectar una central de detección de incendio a una Central Receptora de incendios (CRI). En este artículo indicamos cuál es el tratamiento de este aspecto desde un punto de vista reglamentario.

Los sistemas de detección y alarma de incendio han ido evolucionando a lo largo del tiempo pasando de ser meramente receptores de una señal de alarma, bien automática o bien manual, y su correspondiente transmisión acústica o visual a los ocupantes de un recinto, a ser un elemento imprescindible para gestionar adecuadamente distintos sistemas de un edificio en caso de emergencia, Los sistemas de detección pueden supervisar el estado de distintas instalaciones directamente vinculadas con la protección contra incendio tanto activa como pasiva, y en un momento dado cambiarlas a un estado de alarma que puede suponer la activación de una extinción o el cierre de una compartimentación móvil. Pero además, instalaciones como ascensores, climatización, control de accesos, señalización inteligente, maquinaria, etc, pueden añadirse a esa supervisión y programarse para una actuación en concreto en caso de incendio.

Los sistemas de detección y alarma pueden ser de instalación obligatoria, si así se deriva, de la aplicación de algún Reglamento de Seguridad contra Incendios. En el ámbito industrial, el RD2267/2004 Reglamento de Seguridad contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI), y en el ámbito no industrial el RD314/2006 Código Técnico de la Edificación (CTE), dan lugar, a partir de la evaluación del riesgo, de situaciones que requieren este tipo de instalación.

Un sistema de detección tiene por finalidad percibir el incendio con prontitud para iniciar lo antes posible las maniobras necesarias. Esto puede permitir, por ejemplo, atacar el incendio con medios manuales cuando se encuentra en un estadio inicial, de forma que se quede solamente en un conato; comunicar una alarma temprana a los ocupantes que permita una evacuación rápida; o poder avisar a Bomberos con prontitud de forma que puedan presentarse antes en el edificio incendiado. En cualquier caso, medidas encaminadas a minimizar daños a vidas y bienes. Todavía en muchas ocasiones es precisa la intervención manual para dar lugar a las acciones correspondientes tras una alarma, según lo que indique el Plan de Autoprotección. Pero también hemos observado que muchas veces estos sistemas se instalan en edificios que no presentan actividad en fines de semana o nocturnos, en los que la central de detección no cuenta con atención, y que tampoco cuentan con conexión a un lugar vigilado. En esos casos es obvio que el sistema no está cumpliendo con la finalidad para la que es instalado, y por ello constituye de hecho una violación del espíritu del Reglamento que obliga a la instalación del sistema.

En la norma UNE 23007-14:2014 que regula el diseño, instalación y mantenimiento aplicable a los sistemas de detección y alarma de incendio, obligatoria al estar citada en el RIPCI, RD513/2017, se pueden encontrar más pistas acerca de la necesidad de transmitir las señales a una zona atendida: en su punto 6.7.2, se indica que “Es necesario utilizar paneles indicadores repetidores de señales […] cuando el equipo de indicación y control no se encuentra en una zona en la que haya personal permanentemente”. Todo ello con el objetivo de gestionar la alarma correspondiente con la mayor prontitud. La norma, en su punto 6.9, abunda en la importancia de la función esperada para este sistema: “Para obtener el máximo beneficio de un sistema de detección y alarma de incendio, las alarmas deben transmitirse con el mínimo retardo posible”. Y además da indicaciones sobre cómo hacerlo: “La mejor manera de conseguirlo es mediante el uso de un enlace automático, de forma directa con los Bomberos, cuando así se exija, o alternativamente a través de central receptora y de gestión de alarmas de incendios”.

También da indicaciones acerca de las señales que se deben transmitir: “Cuando el sistema se conecta a una central receptora de alarmas, se deben transmitir como mínimo las señales generadas de avería e incendio y debe tenerse en cuenta la posibilidad de que aparezcan averías en la transmisión”.

La conexión entre la central de detección y una CRI no puede hacerse de cualquier manera. Se establecen requisitos de fiabilidad en la transmisión, regulados por la UNE-EN 54-21 “Equipos de transmisión de alarmas y avisos de fallo”.

En definitiva, todo esto viene a refrendar el principio, que es puro sentido común, de que un sistema de detección, por muy eficaz que sea, si no es atendido no sirve en muchas ocasiones para nada. Y que en el caso en que esta atención no quede garantizada en el propio riesgo protegido, la transmisión de alarma a un lugar vigilado no es una decisión de la propiedad o del proyectista, sino que debe quedar asegurada.

En este sentido, el RIPCI (RD513/2017) faculta a las empresas mantenedoras de PCI para la gestión remota de alarmas de incendio, aceptando expresamente la conexión remota a un centro de servicios de mantenimiento, aclarando que el fin de estos centros es el de mantener la seguridad y comunicar las averías, alarmas y señales del Equipo de Control e Indicación con el mínimo retardo posible, para efectuar las actuaciones necesarias, especialmente en el caso de sistemas no atendidos con presencia de personal permanentemente.