Transición energética en 2023: lo viejo y lo nuevo. Por Juanjo Catalán.

Transición energética en 2023: lo viejo y lo nuevo

En una de sus frases más célebres Bertolt Brecht decía: “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”. Podríamos decir que la transición energética afronta en este ejercicio una evolución similar que refleja esta sentencia.

Tras el drama humanitario que está sufriendo Ucrania, Europa acaba de descubrirse vulnerable y amenazada. La vieja Europa ha dejado de ser un referente para el resto del mundo. No entendemos que nuestras preocupaciones sobre el cambio climático no sean compartidas como una prioridad en otras culturas.

Tiempos de energía y geopolítica

La historia, la geografía y la rivalidad geopolítica diplomática, militar, económica e ideológica recobran un protagonismo decisor que quizás muchos ya teníamos algo olvidado. La energía, los alimentos, la ciencia, la tecnología y las materias primas dejan de compartirse en un mercado que está alejándose de ser global y sometido a reglas comunes. El liderazgo mundial se desplaza a Asia.

Volviendo la mirada hacia la historia. El siglo XIX fue el liderado por los imperios, el siglo XX por las naciones y el XXI será liderado por nuevas regiones económicas transfronterizas. Nos encontramos en una encrucijada donde la transición energética marcada por Europa se basa demasiado en fines y poco en medios para alcanzarlos; y eso hace que no avance a la velocidad adecuada.

La guerra de Ucrania ha puesto en relieve nuestra vulnerabilidad energética.

El actual conflicto bélico entre Ucrania y Rusia nos ha mostrado la dependencia energética que tenemos de otras zonas del mundo. Si algo caracteriza el talento humano es que surge cuando más se necesita. Ahora ya nadie duda de que tenemos que acelerar los retos que teníamos para 2030, ya que estamos padeciendo hoy el considerable retraso que llevamos.

Hoja de Ruta hacia la electrificación

Cuánto hemos hablado y escrito acerca de que el futuro será más eléctrico. Hoy ya lo es, pero necesitamos que lo sea mucho más. Precisamos que las estrategias se concentren en una mayor electrificación, desde un decidido impulso a las energías renovables, la movilidad eléctrica o el almacenamiento de energía, hasta la mejora de la eficiencia energética y el desarrollo de nuevas tecnologías como el hidrogeno verde. Pero todo ello no será posible sin la digitalización. Si mi primer artículo de este blog decía que el instalador eléctrico será digital o no será, en este digo que la transición energética será digital o no será.

En mi anterior post abordaba la importancia de reindustrializar España. El motivo es que el sector industrial será clave para mejorar la eficiencia y la productividad con la automatización y el análisis de datos para realizar un mantenimiento predictivo o sacar provecho de un software de gestión energética. Datos que serán necesarios en la gestión inteligente de la demanda en edificioscomunidades energéticas y allí donde haya un flujo energético. En definitiva, en un mundo cada vez más digitalizado, donde los equipos se comunican e interactúan entre ellos, es tan necesario disponer de herramientas tecnológicas como de personas preparadas para analizar los datos y actuar con acierto.

La transición energética será digital o no será.

Otros factores a sumar serán el disponer de una regulación que aporte seguridad al sector y a los inversores. Que elimine incertidumbres pasadas y una Administración Pública más ágil y diligente, que no obstruya los proyectos viables.

Reskilling de muchos profesionales y retener el talento

Es preciso realizar el reskilling o reciclaje formativo de muchos profesionales y hacer atractivo nuestro sector a los niños y niñas de la ESO. Y también pagar mejor a nuestros ingenieros y técnicos.

El futuro va ser un mix de energías con una larga lista de alternativas posibles. No en vano el sector energético es uno de los más innovadores y avanzados tecnológicamente. Pero tiene ante sí el reto de preparar profesionalmente a miles de personas para su implementación. Desde personas en el umbral de la jubilación que tienen que reciclarse para estar activos en sus últimos años de vida laboral, a los chicos y chicas de poco más de diez-doce años que tenemos que captar para garantizar el relevo necesario, con especialidades y tecnologías que no todavía no existen.

Más que nunca ahora la Transición Energética es la solución a muchos problemas económicos estructurales que tiene el país y una oportunidad para ganar posiciones en el contexto europeo. Debemos retener el talento, valorando y renumerando mejor a nuestros técnicos e ingenieros. De este modo, se evitará que tengan que marchar a otros países como Alemania, donde tienen el adecuado reconocimiento y se les paga mejor. De este modo, impediremos una pérdida de activo imprescindible. Además, debemos dedicar más recursos y atención a la ciencia, a la tecnología y a la minería en busca de nuevas materias.

En 2023 hemos alcanzado una generación de electricidad muy avanzada, con más del 70 % de GW descarbonizados, incluido un 20 % de energía nuclear, que tiene su clausura prevista a la vuelta de la esquina, entre 2027 y 2032. Este reto resulta asumible en función de la penetración que están teniendo las renovables, que, además, mejorarán la competitividad de la electricidad. Sin embargo, esta producción se debe ver aumentada ante las cotas de producción de Hidrogeno Verde que tenemos en perspectiva. Otro desafío supone la flexibilización del sistema eléctrico. Este desafío abre otro debate, el del futuro del almacenamiento a pequeña y gran escala.

Si bien el Hidrogeno Verde puede ser la solución para los consumos intensivos de energía, para ganar capacidad y flexibilidad en la demanda directa de electricidad la solución es la maduración tecnológica de las baterías, que está avanzando mucho en muy poco tiempo. Tenemos delante un impresionante mercado para los próximos meses y años. Con ello, pasar de consumidores a prosumidores estará mucho más cerca.

Con todo el sector en alarma por el incierto relevo generacional, debemos aunar experiencia con nuevas ideas y capacidades.

Descarbonizar la demanda final energética, una asignatura pendiente

Parece que el reto de que toda nuestra electricidad sea renovable se esta resolviendo con buena nota. Lo difícil será descarbonizar el resto de la demanda final de energía puesto que en la actualidad la electricidad cubre únicamente poco más del 30 %. Desplazar a los hidrocarburos aún supone un tremendo desafío. Por ello, además de la incorporación del hidrógeno verde, habrá que configurar un mix donde participen biocombustibles y biogás en aplicación de la economía circular junto con una amplia mejora de la eficiencia energética.

Cabe una reflexión no solo en clave ambiental, que no es poco, sino más amplia. Un análisis que incluya el impacto social y económico que todo ello supone porque sin ello todo quedará en aspiraciones más que en realidades. Tengo muchas esperanzas en que la ESG “Enviroment Social Gobernance” establezca un antes y un después respecto a la responsabilidad que las empresas tengan sobre su impacto ambiental. En un principio solo afecta a las grandes empresas. No obstante, su efecto es extensivo a las pymes que están en las cadenas de suministro al verse condicionadas a reducir su huella de CO2 en sus procesos.

En definitiva, necesitamos ampliar nuestra perspectiva energética e integrarla en un contexto social, económico y geopolítico. Debemos dotarnos de optimismo de superación y en esta gran oportunidad hacer que las cosas pasen. Y pensar que podemos ser en muchas cosas un referente para el resto de Europa. Y así quizás contribuir a que Europa vuelva a ganar posiciones en un mundo y para que este mundo cambie su tendencia y sea menos “VICA” (volátil, incierto, complejo y ambiguo).

Dejemos atrás todos los lastres del pasado y abramos la puerta al futuro recordando a Bertolt Brecht.

Como me despido siempre. A todos los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos. ¡Hasta pronto!

Doble reto: reindustrializar España y convertirla en un Hub de energías renovables

JUANJO CATALAN. 4 Julio 2022.

Acabé mi anterior artículo hablando sobre las oportunidades profesionales con la transición energéticaaludiendo a que necesitamos una «nueva fuerza laboral para llevar a cabo el cambio de vector energético«. En el mismo post mencionaba que la inexorable transición energética no sería sencilla porque, además de las barreras económicas y socioculturales que habitualmente se citan, existe el problema de las materias primas necesarias para su implementación y la indispensable participación de los investigadores, geólogos y especialistas en nuevos materiales; la conclusión de que España puede ser una gran potencia en energías renovables no es algo novedoso, si se contempla desde la perspectiva de generación de energía primaria renovable .

De lo que no se habla tanto es que podemos ser una potencia en la fabricación del equipamiento necesario para autoabastecernos en energías limpias; incluso ir más allá, exportando a otros países de la Unión Europea y no depender tanto de Oriente, especialmente de China.

Con ello alcanzaríamos una doble autonomía en términos energéticos, como sería generar energía autóctona renovable con tecnología propia.  El beneficio sería impresionante sobre todo teniendo en cuenta que la crisis energética no es un problema coyuntural, sino un problema estructural. Que hace todavía más urgente la transición energética.

España tiene potencial para liderar la transición energética invirtiendo en su industria de infraestructuras, equipamientos y componentes para el despliegue de las energías renovables y la movilidad eléctrica.

Recuperar nuestra industria, llegando a niveles nunca alcanzados

En Estados Unidos se crearon en el año 2021 más de 260.000 puestos de trabajos relacionados con la relocalización de la producción que se había marchado a países de bajo coste (es el fenómenos conocido como Reshoring). La pandemia mostró la extrema debilidad de las cadenas de suministro globales, que podían colapsar por el cierre de puertos o de fronteras críticas. Pero este fue solo el detonante de un fenómeno de retracción de la globalización producido por la superposición de diferentes fuerzas.

En primer lugar, la compensación de las estructuras macroeconómicas: fabricar en Asia no es ya tan barato, mientras que, desgraciadamente, en los países occidentales los salarios se han mantenido o han ido a la baja. En segundo lugar, el incremento del coste del transporte y la inestabilidad inherente a los modelos logísticos, con numerosos cuellos de botella. El tercer factor, la robotización, que realiza las actividades productivas menos dependientes de la mano de obra y de la geografía. Y, en cuarto lugar, los motivos geoestratégicos: la pandemia nos hizo conscientes de que éramos profundamente vulnerables por la falta de toda clase de productos, desde los productos más básicos a los nuevos materiales. y con carácter especial a los chips electrónicos.

Europa se encuentra en una situación muy vulnerable al comprobar la extrema dependencia que tiene de Asia o de EEUU en algunos suministros estratégicos como los semiconductores. Nos hemos dado cuenta de la importancia de la autonomía estratégica. No es suficiente con «saber» desplegando centros de investigación y universidades; es importante  “hacer que las cosas pasen”, convirtiendo el conocimiento en tecnología aplicada y hacerlo aquí.

Fabricar localmente: garantizar la soberanía europea y los puestos de trabajo estables y de calidad

Durante años, se ha desmantelado la industria europea, se ha perdido conocimiento productivo, y se han evaporado clases medias que han reaparecido en Asia. Con la guerra de Ucrania y la fragmentación del mundo en tres bloques (EEUU, China y Europa), se hace más patente que nunca la necesidad de una reindustrialización rápida, inteligente, basada en conocimiento y sostenible, respetuosa con el medio ambiente en Europa. Es preciso dar un golpe de timón ya que el viento de la industria ha cambiado de sentido:

Antes la globalización tendía a externalizar con el modelo “Low-Cost”; ahora la tendencia ha cambiado a internalizar posicionándose en el “High-Tech” en un tiempo récord.

En el norte de Europa ya lo han sabido interpretar y son el modelo a seguir con siete países que están entre las diez economías más innovadoras del mundo: Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Suiza y Holanda. Economías de alta intensidad innovadora sustentadas por potentes clústeres de pequeñas y medianas empresas, muy tecnificadas y que trabajan cooperativamente con centros tecnológicos.

Tomando el este modelo como referencia, España tiene que aprovechar el impulso de los fondos Next Generation para realizar las inversiones oportunas y desarrollar una potente industria de la movilidad sostenible para no perder posiciones en la industria del automóvil, ya que somos el segundo país productor en Europa, después de Alemania; y junto con la electro-movilidad, apostar por tecnologías emergentes como la ciberseguridad, la digitalización de las redes y el almacenamiento eléctrico, entre otras.

La transición renovable implica apostar decididamente por la innovación

Hay que hacer posible una integración masiva de energías renovables, implantar el almacenamiento, trabajar en la potencial hibridación con nuevos vectores energéticos como el hidrógeno verde, desplegar la eólica offshore, extender las Smart Grids, en especial en el despliegue de las comunidades energéticas en sus múltiples facetas, y la implantación masiva de la movilidad eléctrica.

En España disponemos para todo ello de ingeniería avanzada e industrias que hace tiempo están marcando tendencia. Recientemente participé como moderador en una mesa redonda https://www.youtube.com/watch?v=MHILu8zFS9Q, donde expertos sobre soluciones sostenibles e innovadoras que se están desarrollando en España pusieron de relieve el potencial de la tecnología eólica marina offshore flotante, su desarrollo previsto y la tecnología e innovación que aporta.

La eólica offshore flotante es una de las tecnologías o energías renovables que mejores perspectivas de desarrollo ofrece en nuestro país.

Industria propia para liderar la transición energética

Para finalizar, destacar que alcanzar las metas propuestas supone reforzar una industria propia y liderar con ella la transición energética; para lo cual principalmente se requiere trabajar en tres líneas:

  1. Tenemos que desarrollar soluciones híbridas de almacenamiento, supercondensadores, electrónica de potencia, para integrarse como activo en la red de transporte y aportar la fortaleza y estabilidad al sistema eléctrico en un contexto con una penetración de energías renovables mayor.
  2. Desarrollar sistemas inteligentes, sensorizando las líneas para recoger información del viento, la temperatura o la radiación solar. De esta forma, nos permiten aprovechar mejor la capacidad de transporte de las líneas y, por tanto, integrar más energía renovable en el sistema.
  3. Debemos crear nuestras propias tecnologías:  IoT, aplicaciones 5G, inteligencia artificial, gemelo digital, robótica, drones, plataformas digitales o Big Data, junto con la implantación de tecnologías inmersivas como la realidad aumentada y la realidad virtual; a esto se uniría además la ciberseguridad y nuevos equipamientos y materiales, y una nueva generación de cables para el transporte de energía y la gestión inteligente de la red.

Estos desarrollos aplicados a la gestión energética establecerán sinergias para su implantación en otro tipo de industrias, si sabemos crear ecosistemas colaborativos o Hubs.

JUANJO CATALAN: Alcanzar la autonomía energética

30 de Marzo de 2022

El actual sistema económico requiere de grandes cantidades de energía con una demanda creciente al ritmo que crece la economía global. Una energía que, de momento, aún es altamente dependiente de los hidrocarburos y del uranio. Como consecuencia, cada vez que se produce un incidente que afecta a la oferta de estas materias primas energéticas la economía se resiente, como prueba los momentos de inflación desbocada e incertidumbre que vivimos ahora. Por ello, tanto los expertos en energía como ilustres economistas advierten que no estamos ante un problema coyuntural sino estructural. La autonomía energética se vuelve más difícil.

La AIE (Agencia Internacional de la Energía) advierte en su último informe ya no de las emisiones de CO2 que provocan los combustibles fósiles, sino de su capacidad de extracción. La solución no está en el uranio, cuyas reservas también son limitadas.

Energía renovable más allá del cambio climático

La inexorable transición energética no es sencilla porque además de las barreras económicas y socioculturales que tratamos habitualmente en los foros del sector, existe el problema de las materias primas necesarias para su implantación; por no extenderme me remito al interesante articulo publicado por mi compañero de blog Ignacio Mártil«Las Tierras Raras ¿el paraíso por venir?»

Seguro que todo ello dará para mucha investigación y que hablemos de las propiedades de nuevos materiales, como la perovskita (utilizada en paneles solares), entre otros, mucho más de lo que lo hemos hecho hasta ahora.

La transición energética necesita de la contribución de los investigadores, geólogos y especialistas en nuevos materiales.

Volviendo al problema que tenemos enfrente. En España, solo el 5 % del gas procede de Rusia. Sin embargo, la crisis producida por la guerra de Ucrania nos debe hacer reflexionar sobre los riesgos de la dependencia energética exterior. Debemos apostar por la eficiencia y sustituir los combustibles fósiles importados del exterior por energía autóctona; y esto en España equivale a reducir los principales focos de consumo como son los edificios, el transporte y la movilidad.

Ello implica la rehabilitación de más de 300.000 viviendas al año, lo que equivale a multiplicar por 10 las rehabilitaciones actuales, impulsar la penetración de vehículo eléctrico y apostar por la generación de electricidad renovable para el suministro energético de edificios, industrias y automóviles y medios de transporte público, sobre todo por producción eólica y fotovoltaica. Hay que hacer que las cosas pasen, y ante la urgencia de acelerar la transición energética empecemos por las medidas cotidianas sin esperar planes e inversiones a largo plazo.

Eficiencia energética: hábitos más responsables del consumidor

Llega la hora de buscar soluciones. Empecemos por la eficiencia energética a partir de hábitos más responsables de los consumidores. Debemos hacer un uso eficiente de la energía, pero no solo cuando hay situaciones convulsas como la actual producida por cuestiones geopolíticas, como la invasión de Rusia en Ucrania, sino de forma habitual y permanente. Comenzando por nuestra propia responsabilidad como consumidores, ya que podemos con buenas prácticas, sin ninguna inversión previa, lograr en casa ahorros de energía del 20 % o 25 %. Para ello, como decía Lord Byron, “No se puede mejorar lo que no se mide”.

Las tarifas planas que promocionan algunas compañías eléctricas, que hacen que el consumidor se desentienda del papel que puede utilizar su propio comportamiento para consumir menos energía, van en contra de medir, controlar y ahorrar. Y ahora con la tecnología disponible, eso es cada vez más sencillo para los consumidores con aplicaciones que nos indican los consumos con un smartphone.

La crisis energética (como la que ha ocasionado la guerra en Ucrania) no es un problema coyuntural sino un problema estructural. Que hace todavía más urgente la transición energética.

Reestructuración tarifaria

Es necesario y cada vez más urgente modificar la estructura tarifaria para cambiar el sistema de fijación de precios. Muchas empresas no podrían aguantar estos costes si no se intervienen. Se trata de acercar el precio de la energía a los costes de generación de electricidad, algo que ahora no ocurre.

El sistema marginalista actual se halla muy condicionado al inestable precio del gas y que este sea el que marque el precio para las demás fuentes de electricidad; cuando debería ser el coste del mix de generación.

Electrificación de los edificios

Ha llegado el momento de transformar nuestros hogares. La necesaria transición energética en el sector de los edificios implica un cambio fundamental de la demanda y el suministro de energía. Debemos cubrir las necesidades de calefacción doméstica, principalmente con aerotermia, un uso eficiente de la electrificación que proporcione calor en invierno y frío en verano en el hogar, además de ACS.

Esta tecnología se debe instalar en toda la nueva edificación y en las rehabilitaciones energéticas donde sea posible y viable.

Descarbonización progresiva

Necesitamos que todos los consumos de petróleo, de gasolina y de gas natural sean sustituidos por electricidad, y que esta sea generada por energía renovable. Y para electrificar, necesitamos que el ciudadano y las empresas tengan una previsibilidad sobre el precio de la electricidad: saber que en el futuro va a ser asequible.

Aquí gana enteros recurrir al autoconsumo, principalmente solar fotovoltaico, para disponer de electricidad a un precio bajo y controlado, al menos a 25 años, a partir de una pequeña inversión; o bien contratar los nuevos servicios que ya ofrecen muchas comercializadoras y operadores de acceso a suministro fotovoltaico de un edificio próximo pagando una cuota mensual.

Boom del autoconsumo

El autoconsumo con energía renovable abarata el costo de la energía. Con una inversión doméstica de 4.000 euros es posible instalar cuatro o seis paneles solares (2 kW) y ahorrar “entre un 30 % y un 45 %” de la factura mensual.

El boom se ha producido sobre todo en casas unifamiliares; mientras que las expectativas están ahora en los ámbitos con bloques­ de pisos, zonas más densas y urbanas. En este sentido, se confía en un mayor desarrollo con la nueva normativa específica instaurada para el autoconsumo compartido. Vamos a ver un crecimiento importante de este tipo de instalación de autoconsumo compartido.

El autoconsumo fotovoltaico se topa con algunos obstáculos, como la complicación en los trámites administrativos.

En el desarrollo del autoconsumo todavía quedan muchos aspectos a mejorar, entre otras su complicación administrativa. Es preciso simplificar la tramitación de los proyectos de autoconsumo de más de 100 kW, potencia a partir de la cual las instalaciones están sujetas a un régimen administrativo más complejo: se requiere una autorización previa y, además, los auto­con­su­mi­do­res no pueden acogerse al régimen de compensación simplificada de los excedentes de electricidad vertidos a la red y compensados por la compañía, como sí hacen los autoconsumidores de menos de 100 kW.

Ahora, esas limitaciones hacen que el 90 % del autoconsumo entre 100 kW y 1 MW renuncie a que se les compensen sus excedentes y no entregue electricidad a la red en los momentos en que no consumen, para evitar los trámites burocráticos exigidos. Al no inyectarse esos excedentes, se desaprovecha gran cantidad de energía los fines de semana y festivos, con el consecuente desperdicio de algo tan necesario y preciado como es la electricidad.

España puede ser una gran potencia en renovables

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé que para 2030 España tenga un 74 % de su electricidad de origen renovable. En el caso concreto de la eólica, la previsión es que este porcentaje comportará dar un salto desde los 28.300 MW actuales hasta 50.000 MW a finales de la década. Pero hay que racionalizar las cosas.

Los proyectos presentados con permiso de acceso a la red, como primer paso para lograr la futura autorización, suman 42.700 MW; en definitiva, el doble de lo necesario. Un alto porcentaje de estas iniciativas no serán viables principalmente por su impacto ambiental, entre otros motivos, lo que exigirá proyectos más adecuados y con menor impacto.

Las nuevas comunidades energéticas

La implicación ciudadana en el cambio de modelo energético es vital, sostienen los expertos consultados. La necesidad de promover comunidades o cooperativas energéticas ofrece vías en este sentido. Habrá que ver cómo responde el mundo local, pues a veces se trata de proyectos situados en zonas poco pobladas.

También se debería generar condiciones favorables para los ciudadanos de grandes poblaciones.

Nueva fuerza laboral para realizar la transición energética

Instalación y mantenimiento, electricidad y electrónica, mecánica y así una larga lista son algunos de los ciclos de Formación Profesional (FP) con mayor salida profesional, con unos niveles de inserción y, en algunos casos, también de salarios, muy por encima de la media; y en otros casos de grados universitarios.

Como se ha demostrado, los países más avanzados y competitivos han efectuado una gran inversión en FP y, en cambio, en España en muchos casos tiene equivocadamente una percepción baja en la escala social. Tenemos un exceso de titulados universitarios y nos faltan profesionales con formación práctica y competencias en sectores de alta demanda como es el energético.

Hace muchos años afirmé que en ningún sector como el energético tendría tantas oportunidades laborables y, desde luego, en plena transición energética, ahora más que nunca.

Los datos son evidentes. El European Skills Índex indica que España se encuentra entre los tres peores países, junto con Grecia e Italia, del ranking comunitario en términos de las competencias desarrolladas frente a las necesidades competenciales del mercado de trabajo. Podemos poner todavía más datos sobre la mesa, desde luego, pero creo que la mayoría de mis lectores son conscientes de todo ello porque lo sufren directamente ante las dificultades de encontrar mano de obra cualificada para llevar a cabo los proyectos e instalaciones; algo que conozco de primera mano a través de las pymes del sector a las que asesoro.

Tenemos que ser optimistas y razones hay para ello. 2022 será un año clave para la transición energética y las incertidumbres macropolíticas no hacen más que obligarnos hacer las cosas cuanto antes mejor con la participación de profesionales de otros ámbitos de la ciencia.

¡Reforma de la Formación Profesional, ya! El futuro en juego

21 junio, 2021 Juanjo Catalán HAZ UN COMENTARIO

A los jóvenes, a menudo, se les enseña que la Universidad debe estar en la cima de su lista de prioridades. Los padres se esfuerzan por enviar a sus hijos a la universidad, ya que se considera la clave del éxito. Mientras que la Formación Profesional (FP) no entra en sus planes.

Los tiempos cambian y la realidad es que en España somos líderes en tasa de desempleo juvenil y, por otro lado, como recientemente se ha publicado y también ha sido línea argumental en muchos de mis anteriores blogs publicados en el área de Material Eléctrico de C de Comunicación, el sector energético, en general, y el de las instalaciones, en particular, está sufriendo como principal problema la falta de captación de mano de obra cualificada, cuando es un sector con un potencial de desarrollo enorme.

Alternativas formativas a la Universidad

La Universidad no es para todos, ni cubre las principales carencias laborales de nuestro país. Hay un desequilibrio entre licenciados y graduados universitarios y cualificaciones de Formación Profesional de grado medio y superior, especialmente en profesiones de muy alta demanda.  

Hoy contamos con la posibilidad de apostar por la formación no tradicional y las alternativas de aprendizaje innovadoras, ya que son como una educación universitaria que equipa a los estudiantes con las competencias para un futuro trabajo o carrera. Al utilizar tecnologías y herramientas modernas, las alternativas universitarias enriquecen la experiencia de aprendizaje del estudiante y descubren su potencial.

La experiencia del aprendizaje se enriquece hoy con nuevas tecnologías y herramientas digitales.

El aprendizaje basado en el trabajo

Cuando en España todavía queda mucho por hacer en Formación Profesional Dual, dada las propia dimensión y cultura empresarial, no se facilita su implementación. Son muy importantes los aprendizajes o prácticas de formación continua llevados a cabo por las muchas escuelas de oficios que imparten formación para futuros electricistas, fontaneros, mecánicos, maquinistas; y también otros que se realizan en las escuelas-taller integradas en las asociaciones empresariales. De hecho, sin éstas, el problema de escasez de mano de obra cualificada todavía sería mayor y las citadas formaciones cubren en parte las bajas cifras de desarrollo de la FP Dual en estos sectores.

Cabe destacar que en muchos de los programas de formación continua de este tipo impartidos en las asociaciones participan muchos fabricantes, y también cada vez más distribuidores de material, que aportan sus conocimientos con las últimas soluciones e innovaciones tecnológicas; todo ello en un momento de transición energética y tecnológica con alta volatilidad en el ámbito regulatorio, económico y ecológico. Pero, a pesar de todo, no resulta suficiente para cubrir la demanda de personas cualificadas y los pronósticos para los próximos años todavía son peores si no somos capaces de cambiar la tendencia.

El final de la cuenta atrás. En riesgo, el relevo generacional del sector de las instalaciones

Hace tan solo unos días en este medio se ha publicado en siguiente titular: El sector instalador no atrae a jóvenes profesionales“. En esta noticia se reflejaba que la falta de jóvenes instaladores en España es uno de los problemas más importantes del sector, y que el relevo generacional constituye uno de los retos más importantes al que se enfrenta el colectivo. Conclusiones que coinciden plenamente con varios de mis artículos publicados en los tres últimos años.

El principal relevo generacional debe provenir de incrementar el número de estudiantes de FP de las ramas electricidad, electrónica, mecatrónica, telecomunicaciones y energías renovables; todo empieza por despertar vocación desde los alumnos de enseñanza secundaria y aprovechar el efecto que en los alumnos y en las familias pueda tener la inminente reforma de la FP.

El sistema de formación profesional, especialmente en la modalidad dual, cuenta en España con una limitación importante: la falta de implicación de las pymes y micropymes, a diferencia de lo que pasa, por ejemplo, en Alemania. Eso hace, siendo similar el modelo, que España haya tenido que adaptarlo a sus circunstancias específicas, siendo ese el principal desafío.

En el caso concreto del sector de las instalaciones, la excesiva atomización con empresas de pequeño tamaño y la rigidez de la normativa frente a la naturaleza de la propia actividad, es un claro ejemplo de dificultad de implantación de la FP Dual.

La esperada reforma de la Formación Profesional

El Gobierno pretende con una gran reforma sacar a nuestro país de la lista de países con menos alumnos en FP. Ahora solo el 12 % de los estudiantes eligen esta opción, cuando en la Unión Europea es del 25 % y en los países de la OCDE asciende al 29 %; ello a pesar de que la tasa de estudiantes se incrementó un 18,6 % en los últimos cinco cursos y llegó en el 2019-2020 a la cifra de 891.505 estudiantes.

Esta reforma, todavía como anteproyecto de ley, pretende resolver algunos problemas estructurales, como el “desequilibrio entre la formación y las necesidades del mercado de trabajo, la baja acreditación de las competencias profesionales, el escaso tiempo que se atribuye a la formación de los trabajadores y la baja tasa de matriculación en Formación Profesional”. Se prevé que sea aprobada para finales de año. 

Es una apuesta por una FP más moderna, flexible e innovadora, que pretende anticiparse a las necesidades del modelo productivo. La futura ley supone un salto radical con respecto a la regulación de estos estudios.

La futura Ley de Formación Profesional apuesta por una FP más moderna y flexible.

Además, la futura ley pretende actualizar hasta el 80 % de las cualificaciones profesionales existentes y doblar el número de trabajadores formados en España, donde la mitad de su población activa (11 millones) no puede acreditar sus competencias profesionales.

Para superar este desafío y dotar de atractivo y flexibilidad a un mercado laboral en plena transformación, la reforma que perfila el Ministerio de Educación y Formación Profesional incluirá módulos formativos de 50 horas.

Formación Profesional a la carta

La nueva FP será una enseñanza a la carta que se adaptará a las necesidades de los estudiantes y de las empresas. Hasta ahora la única opción era realizar un ciclo completo, independientemente del grado que fuera. Cuando entre en vigor la nueva ley de la FP que perfila el Ministerio de Educación, los alumnos y alumnas podrán realizar microformaciones, cursos especializados y elementales de aproximadamente 50 horas.

Estas microformaciones pueden ser acumulables, así que los estudiantes podrán realizar los cursos que puedan o quieran para ampliar sus currículos académicos. Al estar dentro del sistema educativo, todos tendrán titulación oficial.

Este nuevo formato facilita la formación continua o formación a lo largo de la vida laboral, los cursos estarán disponibles para cualquier alumno con independencia de su edad y formación.  Todo ello abre una gran oportunidad para mujeres y hombres de mediana edad que quieran reciclarse haciendo su día a día compatible con la actividad actual.

Estimular la vocación de los jóvenes

El futuro de sector está en el relevo generacional y en estimular la vocación de los jóvenes.

El Ministerio debería consultar con toda la cadena de valor del sector energético las especialidades que se creen y los temarios que se propongan, para que se ajusten a las prioridades actuales y futuras de un sector esencial, tractor e imprescindible en la nueva economía sostenible.

Sin duda, el futuro de sector está en el relevo generacional. Todos los agentes implicados en el sector energético tenemos que aunar esfuerzos para poner en valor nuevas profesiones que estimulen la vocación de nuestros jóvenes. Aunque la tarea no es fácil, estoy convencido de que lo conseguiremos. Como orientador en varios centros de FP, percibo ya nuevos estímulos que me permiten ser optimista.

“Como me despido siempre. A todos a los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos”. ¡Hasta pronto!